lunes, 1 de junio de 2009

La Princesa y el Caballerango

Todos conocemos bien las historias de "Y vivieron felices para siempre". La típica historia que gira alrededor de un trama en donde dos personas, al  parecer muy diferentes, sobre todo en el aspecto socio-económico. La historia de un pobre caballerango que se enamora de una dama noble. Después de batallarle un poco, consiguen estar juntos, y todo lo demás se acomoda, y la historia termina con "y vivieron felices para siempre". Pero... ¿será?
¿Qué pasaría si les hicieramos visitas de inspección a los dos tortolitos? 
Imagínense tocando la puerta del nidito de amor. La ex-dama ahora ya no viste tan bonito como lo hacía, al acercarte puedes notar cómo el aroma a perfume que dejaba impregnado en tu cuerpo, ahora es un olor amargo que te recuerda tu infancia cuando solías jugar en el lodo, o después de un juego de foot-ball. Pasas alado de ella,  mientras sostiene la puerta de una manera extraña como si tratara de evitar que rechine la puerta al cerrarla. Te dispones a sentarte en un intento de sillón, pero te detienes tras la advertencia de que podrías enterrarte algún clavo oxidado.
Antes de empezar con tu cuestionario, te das cuenta que ya no es necesario.
¿Cuando el hambre entra por la puerta el amor se sale por la ventana?
Vamos, no quiero perder el sentido romántico, pero, trata de sentar a tu dama, abrazarla, besarla, en un calor de 35° grados centígrados, y que después de un rato no te quite a la chingada porque se están quedando pegados con el sudor. Trata de decirle que no se apure, que falta poco para recibir una lana que les va a dar otro respiro, mientras escuchas el rugir de sus panza. Intenta sobornarla con poemas y canciones para que te deje salir a ver a tus amigos caballerangos, mientras se queda en la casa haciendo sus labores de ama de casa. Si puedes hacer eso, y no morir en el intento, escríbeme para dar de baja este blog y dedicarme a escribir cuentos infantiles. Todo lo que gane por la venta de cuentos te lo paso íntegro a tu cuenta para que ahora sí puedas comprar un sillón nuevo, y tu vieja puede seguir poniéndose sus perfumes.
Que Viva el Amor, y Que Viva el Crédito Hipotecario.
Recordeis que las mujeres quieren de nosotros protección. Que podamos proveer a nuestro hogar de lo requerido para subsistir las personas que en ella habitan. El amor es MUY importante, no lo es todo. Al menos no con un cónyuge. 
Cumplireis tus obligaciones. Eso no garantiza tranquilidad en el hogar, ni con tu pareja, pero sin eso no tienes la palanca que necesitas para acomodar las cosas como a ti te gustan. Es simplemente, lo menos que puedes hacer, pero no basta.